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jun 8Gustado por Salvador Lorca 💜🔥

Esto SI es buena información !!

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Cualquier intento de negociar con Rusia fracasaría a la hora de producir una paz sostenible en todo el mundo. A Rusia le interesa sembrar el caos entre los miembros de la OTAN. Separar a Ucrania no sería más que otra señal para que Rusia siguiera el camino de la violencia. Se impondrá más opresión a los pueblos bajo ocupación, y se producirán más asesinatos en masa. Llevaría inevitablemente a una guerra mayor y más amplia en Europa contra la OTAN. Incluso si no hubiera un objetivo de paz sostenible, el tiempo adicional concedido por el acuerdo de paz sería demasiado costoso porque los ucranianos están pagando sus vidas por ello, así como insuficiente para prepararse bien para la posible escalada futura.

La falta de liderazgo en Washington y el posible ascenso de los populistas de extrema derecha prorrusos en Europa y de Donald Trump en EEUU sólo causarían más inestabilidad en Occidente. Por tanto, obligar a Ucrania a ceder territorios sería visto en Kiev como una traición a los valores y en el resto del mundo como el fracaso de Occidente a la hora de contrarrestar las amenazas. No sólo Ucrania, sino también muchos otros, verían cualquier paz como un signo de debilidad, una provocación a las potencias revisionistas como Irán, China o Corea del Norte, y una llamada a acciones más decisivas. Aún más preocupante es que la opinión pública se esté decantando por esta resolución diplomática de la guerra. Por tanto, podríamos acabar en la situación de Checoslovaquia de 1938, cuando Europa tenía tanto miedo a otra guerra que prefirió renunciar al Estado democrático antes que levantarse contra el régimen de Hitler.

Hay quien dice que la historia se repite, que es un bucle. Sin embargo, la historia es en realidad una espiral: cuanto más tiempo vivimos como civilización, más experiencia adquirimos. Sin embargo, milagrosamente nos las arreglamos no sólo para repetir nuestros errores, sino también para exacerbarlos. Incluso un siglo después, seguimos en los años 30, con políticos indecisos, un liderazgo débil y la bestia fascista nocturna que quiere desgarrar Europa a causa de su revanchismo, e hicimos demasiado poco para aprender del pasado y prevenir el horror que podría producirse en suelo europeo.

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Durante la guerra, algunos políticos europeos descubrieron que los sentimientos antibelicistas y la ansiedad del público en general pueden servir como herramienta útil para recabar apoyos y ganar elecciones, como hemos visto en el caso de la victoria de Geert Wilders en Holanda o de Robert Fico en Eslovaquia. Además, la incertidumbre sobre la persona que ocuparía el Despacho Oval durante los próximos cinco años obliga a los gobiernos de la UE a empezar a tomar las medidas preventivas necesarias para prepararse para el peor de los casos.

En conjunto, con el atentado terrorista del 7 de octubre contra Israel y la creciente escalada de numerosos conflictos en Oriente Medio, los políticos occidentales parecen haber decidido conducir la guerra en Ucrania hacia la paz con concesiones territoriales. Esto significa que Ucrania cedería sus territorios, ya ocupados por Rusia, a cambio de la paz y, posiblemente, incluso de una posible adhesión a la UE y a la OTAN. Estos esfuerzos contarían con el apoyo de la opinión pública de la UE y de EEUU, que cada vez tiene más inquietud ante la guerra.

Sin embargo, cabe preguntarse si Ucrania y sus dirigentes estarían dispuestos a dar este paso y arriesgarse a perder apoyo en las elecciones que, tarde o temprano, tendrán lugar. Además, todo parece indicar que los dirigentes ucranianos no correrán ese riesgo. El presidente Zelensky subrayó que cualquier adhesión de tierras a Rusia es una locura.

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El Holocausto Fue Chungo

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Pues creo que tienen razón. Me preocupa cuando dice: Dijo que se cometió el mismo error en 1938, cuando las tensiones en Abisinia, Japón y Alemania se trataron como hechos aislados. Las causas próximas de los conflictos actuales en Ucrania, Oriente Medio, el Mar de China Meridional e incluso Armenia podían ser diferentes, pero el panorama general mostraba un campo de batalla interconectado en el que las certezas posteriores a la guerra fría habían dado paso a una "competición de grandes potencias" en la que líderes autoritarios estaban poniendo a prueba los límites de sus imperios. La lección -y la necesidad- era resistir y rearmarse. "La lección de 1938 y 1939 es que si la agresión da resultado en algún sitio, sirve de invitación para utilizarla en otro lugar".

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